sábado, 6 de junio de 2015

LA CAPA DE OZONO


¿Qué es la capa de ozono?

 La capa de ozono es una capa protectora de la atmósfera que permite preservar la vida sobre la Tierra; es algo así como un escudo para proteger la Tierra de la radiación ultravioleta perjudicial,  proveniente del Sol.
Esta capa está compuesta, pues, de Ozono, el cual se encuentra esparcido en la atmósfera y su concentración varía con la altura.
Como he dicho, esta capa nos PROTEGE  de las radiaciones, si esta capa no existiese habría unos problemas de salud enormes y dudo que pudiésemos sobrevivir.


El problema con la capa de ozono:

  En la actualidad, hay una preocupación extendida de que la capa de ozono se está deteriorando, debido, sobretodo, a la contaminación, que libera los productos químicos cloro y bromo. Dicho deterioro permite que grandes cantidades de rayos B ultravioleta alcancen la Tierra, lo que puede provocar cáncer de piel y cataratas en humanos y dañar a los animales.

El ataque de los clorofluorocarbonos:

 Esas lacas que nos solemos echar en el pelo para conseguir el peinado que nos proponemos, o los desodorantes de spray que utilizamos en vez de los normales, contienen CFC.
Los clorofluorocarbonos (CFC), sustancias químicas que se encuentran principalmente en los aerosoles en spray muy utilizados por las naciones industrializadas durante la mayor parte de los últimos 50 años, son los principales culpables del deterioro de la capa de ozono. Cuando los CFC alcanzan la parte superior de la atmósfera, se exponen a los rayos ultravioleta, lo que causa que se descompongan en sustancias que incluyen cloro. El cloro hace reacción con los átomos de oxígeno en el ozono y destroza la molécula de ozono.
Un átomo de cloro puede destruir más de cien mil moléculas de ozono, según la Agencia para la Protección del Medio Ambiente de EE.UU.
 Imaginaros que cada vez que utilizamos estos productos, se liberan unos gases que rompen, poco a poco, el escudo que nos protege de enfermedades causadas por las radiaciones.

Por tanto, solamente una especie ha conseguido alterar las condiciones medioambientales planetarias: la nuestra.

Medidas con resultados:
En 1977 saltaban las alarmas sobre una disminución en la cantidad de ozono en la atmósfera, el gas que nos protege de las radiaciones dañinas del Sol. El descenso se observaba en la Antártida y continuó aumetando hasta convertirse en un auténtico agujero en 1985, del que ahora os hablaré.
Había que tomar medidas, por lo que 180 países firmaron en 1987 el Protocolo de Montreal, en el que se prohibió la emision de gases clorofluorocarbonados (CFC), responsables de la destrucción del ozono atmosférico.
En el año 2000 el agujero de la capa de ozono llegó a alcanzar su tamaño máximo: sobre la Antártida se abría un hueco con una extensión equivalente a tres veces el territorio de Estados Unidos. Sin embargo, en los últimos años, los científicos han comprobado con entusiasmo que el agujero de ozono está remitiendo y que existe una recuperación lenta de la capa, aunque por el momento está muy lejos de alcanzar los niveles de ozono que había antes de 1980. A este ritmo, estiman que eso podría ocurrir en el 2050.
Algunos fenómenos atmosférico naturales parecen haber contribuido a frenar la erosión de la capa de ozono. Entre otros, cambios en la temperatura del aire, la influencia del ciclo solar de once años y la ausencia de una gra actividad volcánica.

El agujero en la capa de ozono sobre la zona Antártica ha alcanzado este año los 30 millones de kilómetros cuadrados.


Adónde vamos con tantos humos

Desde que el ser humano descubrió las ventajas del fuego no ha cesado de quemar cosas. Al principio, el combustible principal era la madera, pero también se empleaban grasas y aceites de origen animal o vegetal. Luego se usó el carbón, y más adelante, el petróleo y el gas natural.
Cada vez quemamos más, y lo que esto conlleva es que la producción de dióxido de carbono aumente de forma acelerada, de modo que la mayor presencia de este gas contribuye a incrementar el efecto invernadero y el calentamiento gobal del planeta.
Por si esto fuera poco, las industrias, centrales térmicas, vehículos y hogares que utilizan combustibles fósiles, emiten óxidos de azufre y óxidos de nitrógeno, que reaccionan en la atmósfera produciendo ácidos que vuelven a la tierra cuando hay precipitaciones, dando lugar a la lluvia ácida, pero de eso ya os hablaré en otra ocasión.

Conclusión:

Tierra sólo hay una, ¡cuidémosla! no  cuesta tanto ir a clase andando en vez de cojer el coche, o usar el transporte público en vez de tener cada familia varios coches.
No hay que abusar de la calefacción ni del aire acondicionado, y las bombillas de bajo consumo son una buenísima alternativa que ayudará al medio ambiente y a tu propio bolsillo.
Tambien podemos contribuir utilizando la laca con moderación y empleando desodorantes que no sean nocivos para la atmósfera.  

Recuerden:
 Mucha gente pequeña,
en lugares pequeños,
 haciendo cosas pequeñas,
puede cambiar el mundo.